Jesús nos hace entender que la caridad hacia el prójimo es tan importante como el amor a Dios. De hecho, el signo visible que el cristiano puede mostrar para testimoniar al mundo el amor a Dios es el amor a los hermanos. Lo dijo Benedicto XVI en la Plaza de San Pedro, en la homilía de la celebración para la canonización de los beatos Guido Maria Conforti, obispo fundador de los Misioneros javerianos, Luis Guanella, fundador de la Congregación de los Siervos de la caridad y Bonifacia Rodriguez De Castro, española fundadora de la Congregación de las siervas de San José. Los nuevos santos, explicó Benedicto XVI «se dejaron transformar por la caridad divina y sobre ella basaron totalmente sus existencias.