Se nos exhorta a cantar al Señor un cántico nuevo (Sal 149,1) El hombre nuevo conoce este cántico nuevo. El canto es expresión de alegría y, si nos fijamos más detenidamente, cantar es expresión de amor. De modo que quien ha aprendido a amar la vida nueva sabe cantar el cántico nuevo. De modo que el cántico nuevo nos hace pensar en lo que es la vida nueva. El hombre nuevo, el cántico nuevo, el Testamento nuevo: todo pertenece al mismo y único reino. Por esto, el hombre nuevo cantará el cántico nuevo, porque pertenece al Testamento nuevo.
“Ya estamos cantando”, decís. Cantáis, sí, cantáis, Ya os oigo. Pero procurad que vuestra vida no dé testimonio contra lo que vuestra lengua canta. Cantad con vuestra voz, cantad con vuestro corazón, cantad con vuestra boca, cantad con vuestras costumbres: “Cantad al Señor un cántico nuevo.” Preguntáis ¿qué es lo que vais a cantar de aquel a quién amáis? Ya lo habéis oído: “Cantad al Señor un cántico nuevo”. Preguntáis ¿qué alabanzas debéis cantar? “Resuene su alabanza en la asamblea de los fieles.” La alabanza del canto reside en el mismo cantor. ¿Queréis rendir alabanzas a Dios? Sed vosotros mismos el canto que vais a cantar. Vosotros mismos seréis su alabanza, si vivís santamente.
San Agustín. Sermón 34 sobre el Antiguo Testamento 1,6, CCL 41, 423-426