Lecturas de la Misa 7 mayo 2014

san juanMisa 7 mayo 2014
Miércoles de la tercera semana de Pascua
Libro de los Hechos de los Apóstoles 8,1b-8.

Saulo aprobó la muerte de Esteban. Ese mismo día, se desencadenó una violenta persecución contra la Iglesia de Jerusalén. Todos, excepto los Apóstoles, se dispersaron por las regiones de Judea y Samaría.
Unos hombres piadosos enterraron a Esteban y lo lloraron con gran pesar.
Saulo, por su parte, perseguía a la Iglesia; iba de casa en casa y arrastraba a hombres y mujeres, llevándolos a la cárcel.
Los que se habían dispersado iban por todas partes anunciando la Palabra.
Felipe descendió a una ciudad de Samaría y allí predicaba a Cristo.
Al oírlo y al ver los milagros que hacía, todos recibían unánimemente las palabras de Felipe.
Porque los espíritus impuros, dando grandes gritos, salían de muchos que estaban poseídos, y buen número de paralíticos y lisiados quedaron curados.
Y fue grande la alegría de aquella ciudad.

Salmo 66(65),1-3.4-5.6-7.
Aclamen a Dios en toda la tierra,
canten salmos a su glorioso nombre,
hagan alarde de sus alabanzas.

Digan a Dios: ¡Qué terribles son tus obras! Tu fuerza es tal que tus enemigos se convierten en tus aduladores.
Toda la tierra ante ti se inclina,
te canta y celebra tu Nombre.
Vengan a ver las obras de Dios:
sus milagros que a los hombres espantan.

Transforma el mar en tierra firme,
por el río pasaron caminando;
¡Que para él sean nuestros festejos,
para el Valiente, siempre vencedor!

Con sus ojos vigila a las naciones no sea que se alcen los rebeldes.

Evangelio según San Juan 6,35-40.
Jesús les respondió: «Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed.
Pero ya les he dicho: ustedes me han visto y sin embargo no creen.
Todo lo que me da el Padre viene a mí, y al que venga a mí yo no lo rechazaré, porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la de aquel que me envió.
La voluntad del que me ha enviado es que yo no pierda nada de lo que él me dio, sino que lo resucite en el último día.
Esta es la voluntad de mi Padre: que el que ve al Hijo y cree en él, tenga Vida eterna y que yo lo resucite en el último día».

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