Juan Pablo II es beato por su fe, fuerte y generosa, apostólica». Es beato «porque creyó» y ya durante los funerales «sentíamos aletear el perfume de su santidad». De esta forma comenzó Benedicto XVI su homilía en la misa de beatificación de Juan Pablo II, ante un millón de fieles en la plaza de San Pedro y en las calles aledañas. Unas palabras pronunciadas después de la fórmula de beatificación y el descubrimiento del tapiz con la imagen del nuevo beato en una foto de 1995, en un clima de gran emoción. Con el canto del himno del beato en latín se llevó al altar el relicario con una pequeña ampolla de sangre de Juan Pablo II por sor Marie Simon-Pierre.