Evangelio de Hoy

27/11/2010 – Sábado de la 34a semana de Tiempo Ordinario.
1ª lectura: Ya no habrá más noche, porque el Señor irradiará luz sobre ellos

Lectura del libro del Apocalipsis 22, 1-7

El ángel del Señor me mostró a mí, Juan, el río de agua viva, luciente como el cristal, que salía del trono
de Dios y del Cordero. A mitad de la calle de la ciudad, a ambos lados del río, crecía un árbol de la vida;
da doce cosechas, una cada mes del año, y las hojas del árbol sirven de medicina a las naciones. Alli no
habrá ya nada maldito. En la ciudad estarán el trono de Dios y el del Cordero, y sus siervos le prestarán
servicio, lo verán cara a cara y llevarán su nombre en la frente. Ya no habrá más noche, ni necesitarán luz
de lámpara o del sol, porque el Señor Dios irradiará luz sobre ellos, y reinarán por los siglos de los siglos.
Me dijo:
-«Estas palabras son ciertas y verdaderas. El Señor Dios, que inspira a los profetas, ha enviado su ángel
para que mostrase a sus siervos lo que tiene que pasar muy pronto. Mira que estoy para llegar. Dichoso
quien hace caso del mensaje profético contenido en este libro. »

Salmo: Sal 94, 1-2. 3-5. 6-7

R. Marana tha. Ven, Señor Jesús.
Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos. R.
Porque el Señor es un Dios grande, soberano de todos los dioses: tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes; suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos. R.
Entrad, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es nuestro Dios, y nosotros
su pueblo, el rebaño que él guía. R.
Evangelio:Estad siempre despiertos, para escapar de todo lo que está por venir
Lectura del santo evangelio según san Lucas 21, 34-36
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida, y se os eche
encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra.
Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y manteneros en pie
ante el Hijo del hombre.»

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