Misa 14 noviembre 2009, Sábado de la 32ª semana de Tiempo Ordinario.
PRIMERA LECTURA
Se vio el mar Rojo convertido en camino practicable, y triscaban como corderos
Lectura del libro de la Sabiduría 18, 14-16; 19, 6-9
Un silencio sereno lo envolvía todo, y, al mediar la noche su carrera, tu palabra todopoderosa se abalanzó, como paladín inexorable, desde el trono real de los cielos al país condenado; llevaba la espada afilada de tu orden terminante; se detuvo y lo llenó todo de muerte; pisaba la tierra y tocaba el cielo. Porque la creación entera, cumpliendo tus órdenes, cambió radicalmente de naturaleza, para guardar incólumes a tus hijos. Se vio la nube dando sombra al campamento, la tierra firme emergiendo donde había antes agua, el mar Rojo convertido en camino practicable y el violento oleaje hecho una vega verde; por allí pasaron, en formación compacta, los que iban protegidos por tu mano, presenciando prodigios asombrosos. Retozaban como potros y triscaban como corderos, alabándote a ti, Señor, su libertador.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 104, 2-3. 36-37. 42-43
R. Recordad las maravillas que hizo el Señor.
Cantadle al son de instrumentos, hablad de sus maravillas; gloriaos de su nombre santo, que se alegren los que buscan al Señor. R. Hirió de muerte a los primogénitos del país, primicias de su virilidad. Sacó a su pueblo cargado de oro y plata, y entre sus tribus nadie tropezaba. R. Porque se acordaba de la palabra sagrada que había dado a su siervo Abrahán, sacó a su pueblo con alegría, a sus escogidos con gritos de triunfo. R.
SEGUNDA LECTURA
EVANGELIO
Dios hará justicia a sus elegidos que le gritan.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 18, 1-8
En aquel tiempo, Jesús, para explicar a sus discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola: -«Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres. En la misma ciudad habla una viuda que solía ir a decirle: «Hazme justicia frente a mi adversario.» Por algún tiempo se negó, pero después se dijo: «Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, corno esta viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara. «» Y el Señor añadió: -«Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?»
Palabra del Señor.