Toda la complejidad de los acontecimientos se resume en los Salmos. Lo ha subrayado Benedicto XVI que esta mañana en la audiencia general inició el ciclo de catequesis dedicado a los Salmos. En los Salmos se entrelazan y se expresan alegría y sufrimiento, deseo de Dios y percepción de la propia indignidad, felicidad y sentido de abandono, confianza en Dios y dolorosa soledad, plenitud de vida y miedo a morir. Toda la realidad del creyente confluye en aquellas oraciones, que, primero el pueblo de Israel y luego la Iglesia, han asumido como mediación privilegiada de la relación con el único Dios y la respuesta adecuada a su revelación en la historia.