Según cifras oficiales, dadas a conocer el sábado 12 Diciembre 2009, por la noche, la Basílica de Guadalupe recibió de 6 millones 128 personas entre el 11 y el 12 de Diciembre por la tarde, en el aniversario número 478 de las apariciones de la Virgen de San Juan Diego, en el cerro del Tepeyac, al oriente de la Ciudad de México.
El llamado «acontecimiento guadalupano» lejos de decrecer en el ánimo de los fieles mexicanos, va en constante ascenso. La cifra de peregrinos al santuario del Tepeyac podría llegar a los 6.5 millones de personas en tan solo dos días que son considerados como los días centrales del calendario religioso de un pueblo cuya raíz indígena y cristiana representa y acrisola Santa María de Guadalupe.
Esta cifra rompió el récord histórico de asistencia al santuario del Tepeyac, que se registró durante las celebraciones de 2008, con 6 millones de peregrinos asistiendo al santuario a orar y a pedir la intercesión de la Virgen. Una encuesta reciente demuestra que uno de cada cuatro mexicanos manifiesta haber recibido un favor o un milagro por parte de la «Morenita», patrona continental y coronada como reina de México.
Peregrinaciones de todos los rincones de México, algunas de Centro América y otras de los Estados Unidos, se unieron a la fiesta donde conviven danzas indígenas y rituales prehispánicos con conmovedoras escenas de fieles que van de rodillas hasta el altar de la Basílica que se encuentra debajo de la imagen sagrada que dejó en la tilma (capa) de Juan Diego la Virgen en aquél 12 de diciembre de 1531, cuando el mensajero entregó la evidencia de las rosas a fray Juan de Zumárraga, primer obispo de México.
En la madrugada del 12 de diciembre, un millón de personas se acercaron al atrio y al interior de la Basílica para entonar las «Mañanitas», canto tradicional mexicano mediante el cual se festeja a quienes cumplen años o celebran su santo. En prácticamente todas las iglesias del país se repitió el canto, pues en México el 12 de diciembre es día de precepto.
Durante la celebración y el canto a la Virgen de la madrugada del 11 al 12 de Diciembre, el rector de la Basílica de Guadalupe, monseñor Diego Monroy Ponce, pidió a los fieles católicos que asistieron a visitar a la Virgen suplicarle a ella por el país que «se nos desmorona entre las manos cuando la violencia, la corrupción, la justicia, la impunidad, el narcotráfico nos alcanza, lastima y desintegra.»
«Que nuestros pobres no se conformen a vivir de limosnas, sino más bien a vivir con lo que les pertenece fruto de su esfuerzo y trabajo. Que entendamos todos, pero más nuestras autoridades, que sólo podemos construir un mundo más en concordia, justicia, equidad y paz, desde la fraternidad y la solidaridad», dijo el rector de la Basílica, monseñor Monroy Ponce.
Tras «Las malanitas», Monroy Ponce volvió a hacer un llamado por la unidad de los mexicanos y oró porque ésta se produzca en tiempos en los que las crisis recurrentes parecen golpear el fondo del corazón del país con el segundo número mayor de católicos en el mundo.
«Seamos para los demás, dijo el rector de la Insigne y Nacional Basílica de Guadalupe, démonos a ellos, construyámosle a nuestra Niña y muchachita un México de valores, donde se ame y respete la vida, donde la familia como célula vital de la sociedad tenga el lugar privilegiado que le corresponde ante tantas realidades que pretenden opacarla y debilitarla».
Y finalizó con una oración-petición: «Tú señora, niña nuestra, conoces muy bien las dificultades que nos aquejan, mantennos en la esperanza. Tú sabes bien la situación social y religiosa por la que pasamos, que a nadie falte por razones políticas, sociales, culturales o económicas el acceso a la salud, al trabajo, al conocimiento, al desarrollo, al descanso, al don inapreciable de la paz».